domingo, 14 de junio de 2009

Xenia nos regala... poema de Benedetti



Los formales y el frío


(Mario Benedetti - Joan Manuel Serrat)

[Cancionero de Joan Manuel Serrat]


Mientras comían juntos, y distantes y tensos,
ella muy lentamente y él como ensimismado,
hablaban con medida y doble parsimonia
de temas importantes y de algunos quebrantos.

Entonces como siempre, o como casi siempre,
el desvelo social condujo a la cultura.
Así que por la noche se fueron al teatro
sin tocarse un ojal, ni siquiera una uña.

Su sonrisa, la de ella,
era como una oferta, un anuncio, un esbozo.
Su mirada, la de él,
iba tomando nota de cómo eran sus ojos.

Y como a la salida soplaba un aire frío
y unos dedos muy blancos, indefensos y tristes
apenas asomaban por las sandalias de ella,
no hubo más remedio que entrar en un boliche.

Y ya que el camarero se demoraba tanto,
llegaron cautelosos hasta la confidencia.
Extra seca y sin hielo, por favor, y fumaron.
Y entre el humo, el amor era un rostro en la niebla.

En sus labios, los de él,
el silencio era espera, la noticia era el frío.
En su casa, la de ella,
halló café instantáneo y confianza y cobijo.

Una hora tan sólo de memoria y sondeos
hasta que sobrevino un silencio a dos voces.
Como cualquiera sabe, en tales circunstancias
es arduo decir algo que realmente no sobre.

Él probó: "sólo falta que me quede a dormir"
y ella también probó: "¿y por qué no te quedas?"
y él sin mirarla: "no, no me lo digas dos veces"
y ella en voz baja: "bueno, ¿y por qué no te quedas?"

Y sus labios, los de él,
se quedaron gustosos a besar sin usura.
Sus pies fríos, los de ella,
eran sólo el comienzo de la noche desnuda.

Fueron investigando, deshojando, nombrando,
proponiéndose metas, preguntando a los cuerpos.
Mientras la madrugada y los temas candentes
conciliaban el sueño que no durmieron ellos.

¿Quién hubiera previsto aquella tarde
que el amor, ese célebre informal,
se dedicara a ellos tan formales?



Los formales y el frío


Quién iba a prever que el amor, ese informal
se dedicara a ellos tan formales

mientras almorzaban por primera vez
ella muy lenta y él no tanto
y hablaban con sospechosa objetividad
de grandes temas en dos volúmenes
su sonrisa, la de ella,
era como un augurio o una fábula
su mirada, la de él, tomaba nota
de cómo eran sus ojos, los de ella,
pero sus palabras, las de él,
no se enteraban de esa dulce encuesta

como siempre o como casi siempre
la política condujo a la cultura
así que por la noche concurrieron al teatro
sin tocarse una uña o un ojal
ni siquiera una hebilla o una manga
y como a la salida hacía bastante frío
y ella no tenía medias
sólo sandalias por las que asomaban
unos dedos muy blancos e indefensos
fue preciso meterse en un boliche

y ya que el mozo demoraba tanto
ellos optaron por la confidencia
extra seca y sin hielo por favor
cuando llegaron a su casa, la de ella,
ya el frío estaba en sus labios ,los de él,
de modo que ella fábula y augurio
le dio refugio y café instantáneos

una hora apenas de biografía y nostalgias
hasta que al fin sobrevino un silencio
como se sabe en estos casos es bravo
decir algo que realmente no sobre

él probó sólo falta que me quede a dormir
y ella probó por qué no te quedas
y él no me lo digas dos veces
y ella bueno por qué no te quedas
de manera que él se quedó en principio
a besar sin usura sus pies fríos, los de ella,
después ella besó sus labios, los de él,
que a esa altura ya no estaban tan fríos
y sucesivamente así
mientras los grandes temas dormían el sueño que ellos no durmieron.

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