miércoles, 19 de agosto de 2009

Una vez más y por primera vez, Serrat



El cantautor abrió el ciclo de conciertos en la Plaza de la Catedral, abarrotada de público e impregnada de poesía


Una vez más y por primera vez, Serrat

El cantante ofreció su repertorio de clásicos en el concierto de ayer./ VÍCTOR LÓPEZ

El cantautor actuó acompañado por el piano de Miralles, su guitarra y su voz «Para la libertad siento más corazones que arenas en mi pecho» decía el poeta Miguel Hernández, a cuyos versos puso música Joan Manuel Serrat hace ya más de 37 años. Y con Para la Libertad, Serrat ha vuelto a congregar a cientos de seguidores, que se agolpaban en los alrededores de la Plaza de la Catedral para escuchar (y sentir), una vez más y por primera vez, lo mejor de su música. Su música de siempre, eterna, que se ha convertido irremediablemente en la banda sonora de la historia española de las últimas cuatro décadas. El cantautor catalán volvió a Cádiz, tras su último concierto en el Real Teatro de las Cortes de San Fernando, para presentar su repertorio de clásicos, reunidos en su gira 100x100 Serrat, con la que ya ha recorrido casi toda España y buena parte de América. Y es que a sus 65 años y con un cáncer superado a sus espaldas, Serrat es imparable. Acaba de terminar la gira Dos pájaros de un tiro, junto a Joaquín Sabina, compañero de batallas, y prepara un nuevo disco, poniendo música de nuevo a los versos de Miguel Hernández, para conmemorar los cien años del nacimiento del poeta, titulado Hijo de la luz y de la sombra. A las diez y cinco de la noche, con un viento de poniente que se mezclaba con los acordes del piano del maestro Ricard Miralles, Serrat subía al escenario recordando a los presentes que todo pasa y todo queda pero lo nuestro, sigue siendo pasar. Con un público entregado, que tarareaba las canciones de toda una vida, y el marco incomparable de la Catedral de fondo, sobre cuya fachada se proyectaban imágenes, el catalán agradeció la oportunidad de poder disfrutar de nuevo «el perfume de esta ciudad que tanto quiero». A ratos de pie, a ratos sentado, con su guitarra en el regazo, como mecida por su voz, Serrat interpretó sus mejores temas, como Tu nombre me sabe a hierba o Esos locos bajitos, entre otros éxitos. «Nadie se baña dos veces en el mismo río» fue uno de los proverbios chinos que el autor de Mediterráneo recordó a los presentes, aficionado como es a estas frases célebres, que dice recordar cuando pasea a su perro. En un ambiente de complicidad y cercanía con los asistentes, a pesar del numeroso público que acudió al recital, Serrat estaba entre amigos. Incluso, se dirigió al público que, fuera de las gradas reservadas para aquellos que habían comprado la entrada, se agolpaban en las calles adyacentes, diciendo: «Hola, amigos de la calle. Espero que el sonido llegue nítido y claro a vuestros oídos», lo que provocó la ovación de los asistentes. Las entradas estaban agotadas desde hacía días, y el público quedó más que satisfecho, puesto que Serrat nunca defrauda. Después de servirse él mismo y ofrecer al maestro Miralles un vaso de agua, el catalán dedicó unas palabras a su madre, quien siempre quiso «una nena» y así obsequió además con una canción dedicada a todas las mujeres. Anoche, una vez más, Cádiz volvió a acoger en sus noches de verano el gorgoreo de la voz clara del catalán, la música que desprende su poesía y su gesto sincero y cercano. Serrat canta para la libertad y para todos, para el pueblo, con la misma fuerza y sensibilidad en la mirada, sin un atisbo de derrota. Serrat desde siempre y para siempre, en este Cádiz que se rinde a sus Palabras de amor y donde hasta el viento parece que le canta.

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